¡Contento, pero inquieto!

Todos estamos en casa, todos juntos de nuevo. Estoy bien contento porque extrañaba bastante a mi hermana, pero pronto ella regresa a Taiwan. Ya estoy inquieto, quiero hacer algo. Paso todos los días estudiando, pero siento que no estoy haciendo nada. Quiero estar en la escuela en Matamoros, o en Oaxaca o por lo menos trabajando a diario aquí, pero parece que Dios quiere que espere. ¡No quiero esperar! ¡Quiero estudiar una carrera o trabajar o ministrar, o sea, HACER ALGO! A veces empiezo a pensar eso, pero luego recuerdo que Dios sí cumplirá su palabra. Sin embargo, me siento muchas veces como el autor del salmo 119 cuando dijo "Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar; ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho me ha vivificado" ¡Acuérdate Dios! ¡No me olvides! ¡Cumple tu palabra conmigo! Nunca me has fallado, estás siempre conmigo. ¡Gracias oh Dios!